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Julio César Hernández
Los diputados Abraham González Uyeda y Jesús Casillas Romero se echaron un “tú por tú” al estilo cinematográfico de Pedro Infante y Jorge Negrete para sacar la ley que combata el conducir bajo los efectos del alcohol que ha provocado gran cantidad de accidentes y muertes, principalmente de jóvenes.
En algunas ocasiones juntos y en otras por separado, ambos legisladores vendieron la idea de que ahora sí iba en serio el atajar este problema que cada vez es más agudo entre la población joven. Hasta se pusieron un plazo para sacar adelante esta iniciativa. Sin embargo, a fin de que saliera bien elaborada rebasaron dicho plazo e, inclusive, hasta tiempo tuvieron para enviarla al Ejecutivo para que hiciera sus propuestas y al final no fuera vetada.
Valga decir que las expectativas que crearon ambos diputados al plantear su proyecto, primero indivudual, y posteriormente en conjunto, precisamente para sacar una ley que deveras atacara el problema de fondo, fueron muchas entre la población en general. es más, hasta se aprovechó el tema para organizar páneles y conferencias en torno a este tema.
Sin embargo, el jueves de la la semana pasada dichas expectativas se vinieron abajo cuando se conoció el tema del horario límite para la venta de bebidas alcohólicas en lugares de diversión como bares, cantinas, restaurantes, antros y demás, pues cada vez se amplió más en comparación a la propuesta inicial.
González Uyeda, primero en abordar el tema, propuso que el límite fuera las dos de la mañana. Obviamente las protestas de propios y extraños no se hicieron esperar. Ante ello se acordó, ya en la iniciativa conjunta, poner como límite las tres de la madrugada. Así quedó en el dictamen inicial.
Sin embargo, el primero en proponer una modificación a este horario fue el Ejecutivo, que planteó se ampliara media hora más para quedar a las tres y media. Posteriormente el diputado del Partido Verde, Enrique Aubry, hizo una contrapropuesta: que el límite fuera a las cuatro de la mañana.
De entrada, la Comisión de Puntos Constitucionales que encabeza Jesús Casillas, aprobó en lo general la propuesta del Ejecutivo estatal de las 3:30 horas, pero su urgencia por irse a ver el juego entre México y Francia no permitió ahondar en lo particular el asunto, por lo que lo dejaron para que fuera el pleno el que decidiera el horario final.
Y todo indica que los intereses económicos se impondrán a los de la sociedad para quedar como límite de venta en centros de diversión las cuatro de la mañana, independientemente del horario que se establezca para la venta en envases cerrados, que es facultad del Ayuntamiento y no del Legislativo.
Cuestión de tiempo para comprobar que en los diputados queda bien aquello de: “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.